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Si la hermana no va a Mahoma, Mahoma va a su hermana. Su medio hermano le echó el ojo a su hermana durante mucho tiempo, y ella se hacía la inocente. Sólo cuando se sacó la polla del pantalón, sus ojos se abrieron al hecho de que podía ser un buen amante. Sí, y su coño goteaba antes de entrar en razón. Y lo que pasó fue que se la llevó a la boca. Así que las hembras sólo resisten los primeros minutos, hasta que la parte delantera empieza a dictar su voluntad a la cabeza.
Sí, la propia japonesa disfruta de que tantos machos la miren. Ser una perra a los ojos de los hombres es aún más genial que ser una geisha. Todos pueden correrse en su boca, en su cara y en sus pechos. Está cubierta de semen y es todo sonrisas. Los sementales se vuelven locos por chicas así.